El cerebro
humano tiene mas de 2 millones de años, entre los que ha ido evolucionando
desde los primeros primates hasta la fecha presente.
Sin embargo las
funciones por las que se rige son prácticamente las mismas.
A parte de
ser el encargado de poner en marcha prácticamente la totalidad de nuestras
funciones vitales, es también el encargado de proteger a toda costa nuestra
supervivencia, de manera que buscará siempre la forma mas directa de cumplir
con su objetivo.
Hace
millones de años, cuando vivíamos en las cavernas y teníamos que cazar para
sobrevivir, nos encontrábamos ante dos opciones, o éramos el cazador o éramos
la presa y en cada una de éstas corríamos grave peligro.
Hoy en día
no tenemos que enfrentarnos lanza en mano a un mamut o a un tigre dientes de
sable, con lo cual un instinto de supervivencia que nos mantenga alerta las 24
horas del día sería, cuanto menos, un gasto energético inútil para nuestro
organismo.
No obstante,
si bien es cierto que nuestro cerebro no nos mantiene en un estado de alerta
constante, también lo es que él si lo está, de modo que, a lo largo de nuestras
vidas tratará siempre de persuadirnos de que hagamos cualquier cosa que
comprometa nuestra integridad. Analicemos pues, ¿Qué interpreta nuestro cerebro
como peligroso, a parte de lo obvio?.
No podemos
contrastar de forma clara en que experiencias (nuestro cerebro actúa en base a
éstas) se basa nuestra mente para
determinar que es o no es arriesgado para nuestra integridad, lo que si sabemos
con certeza, es el medio por el cual nuestro cerebro puede mantenernos “bajo su
control” y así condicionar nuestras capacidades de autosuficiencia, hablamos de
LA ZONA DE CONFORT.
Debes tener
en cuenta que a tu cerebro le importa bien poco tus aspiraciones o sueños, el
solo tiene un objetivo, que es el de protegerte, y para
hacerlo trata de mantenerte el mayor tiempo posible en la zona de confort.
La zona de
confort se alimenta de un ingrediente fundamental para su supervivencia el parloteo incesante, que no deja de “hablarnos”.
Si te das
cuenta, el parloteo siempre está
analizando el pasado o “imaginando” el futuro, nunca sorprenderás a tu “voz interior” centrando su atención en
el presente pues eso es incompatible con su cometido.
Si quieres
salir de tu zona de confort, si siempre has deseado alcanzar alguna meta pero
te has visto abrumado por tus pensamientos, cambia tu enfoque, empieza a
hacerte las preguntas correctas obligando así a tu mente a buscar las
respuestas adecuadas.
Si te
preguntas, ¿Por qué no puedo conseguir mis objetivos? Es probable que tu mente
se llene de afirmaciones pesimistas acerca de los motivos por los cuales no
puedes alcanzar tus metas, en lugar de eso concéntrate, y acalla tu mente por
lo menos cinco minutos al día, cuando lo logres pregúntate a ti mismo, ¿Cómo
puedo alcanzar mis objetivos?, ¿Qué paso he de dar ahora que me acerque a
ellos?, si insistes y no te rindes, tarde o temprano tú cerebro se verá
obligado a buscar las respuestas adecuadas.
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