“Vacía tu mente, se amorfo, moldeable, como el agua. Si pones agua en una taza se convierte en la taza. Si pones agua en una botella se convierte en la botella. Si la pones en una tetera se convierte en la tetera. El agua puede fluir o puede golpear. Sé agua amigo mío”
―Bruce Lee
Seguro que en más de una ocasión has leído esta frase, o la has visto en algunos de los numerosos videos en los que Bruce Lee expresa ésta metáfora, que llegó incluso a convertirse en marca de un anuncio publicitario cuyo producto no tenía nada que ver con la filosofía de Lee.
Ya seas practicante de JKD o simplemente te interese aprender de los principios filosóficos de éste, has de entender el significado de ésta frase, pues es uno de los pilares imprescindibles a la hora de comprender la esencia del autoconocimiento.
Si te detienes un instante y miras a tu alrededor, te darás cuenta de cuanto ha conseguido el ser humano a lo largo de los siglos, hemos curado enfermedades que parecían incurables, hemos viajado al espacio, hemos descubierto los océanos más allá de donde nuestra imaginación hubiese creído posible…Todo esto ha sido creado por la mente humana.
Pero dicha mente humana también ha creado la desolación, las guerras, el hambre, la discriminación de género o sexo, etc…
La mente humana es una herramienta, y como con todas, la importancia radica en el uso que le des, no en la herramienta en sí.
Imagina por un momento a un carpintero que cuando acabase la jornada laboral se llevase el martillo a casa.
A la hora de comer lo hace con el martillo en la mano, descansa con el martillo y se acuesta con el martillo.
Alguien le diría en algún momento, -¡Eh!, ¿Por qué no dejas el martillo?-, a lo que el carpintero respondería,-¡porque es mi herramienta!-
Supongo que la historia del carpintero te parecerá absurda, pero eso es exactamente lo que nosotros hacemos con nuestra herramienta más importante, darle uso incluso cuando no la necesitamos.
Cuando no somos conscientes de nuestros pensamientos, nuestra mente entra en un estado de “piloto automático”, donde se inicia un parloteo mental con nosotros mismos, este parloteo siempre se centra en dos tiempos, pasado o futuro, algunas veces nos lamentamos de lo que deberíamos haber hecho, otras planificamos lo que deberíamos hacer, en su mayoría este parloteo carece de sentido alguno, es inútil para nuestro desarrollo personal ya que nos aparta del único tiempo existente, el presente, pero sin saber por qué somos adictos a él, lo necesitamos.
Otro de los factores de la mente pensante es el condicionamiento, lastre de toda persona que deseé ser libre.
El condicionamiento se nos inculca desde pequeños, nuestros padres, nuestros maestros, la religión, las modas e incluso el grupo social al que pertenezcamos, todo nos condiciona, nos moldea, nos da una identidad con la que identificarnos.
Pero esa identidad no eres tú, para conocerte a ti mismo, para expresarte tal cual eres, primero has de deshacerte de todo condicionamiento, has de liberarte de todo lo que no sea esencialmente tú.
“… la gente copia los comportamientos, y no empieza por la raíz de su propio ser, no se preguntan ¿cómo puedo ser yo mismo?” Bruce Lee.
Es sumamente difícil, por no decir imposible, tomar consciencia de quien eres, sin antes no eliminas de tu ser todo condicionamiento moral, sociológico, ideológico, religioso, nacionalista, etc… En definitiva todo aquello que no seas tú mismo, en tu completa desnudez.
Para ello nuestra mente ha de ser como un espejo, todo se refleja en él, todo pasa por él, pero nada permanece para siempre. Tus pensamientos han de fluir, sin quedar estancos, has de escapar del mundo de las formas, para así ser moldeable y adaptarte a cualquier forma.
DEJAR DE PENSAR IMPLICA UN PENSAMIENTO
Esto puede parecerte una contradicción, pero deja que te lo aclare, el mero hecho de tratar de mantener “la mente en blanco”, implica una acción, y toda acción empieza en la mente (pensamiento), así que la forma de adquirir un estado de “no mente” solo puede adquirirse mediante la “no acción”.
Tengo la fortuna de compartir piso con dos maestros Zen, mis gatos, quienes me han enseñado la virtud de la quietud y la paciencia.
Sé cómo un gato que espera en la ratonera a que aparezca su presa, inmóvil, en calma, no juzgues ni analices, solo observa cada pensamiento que aparezca en tu mente, déjalo fluir, te sorprenderá como éstos desaparecen solos, pues el ego no puede sobrevivir mientras es observado, de esta manera entraras en un estado de no mente, empezaras a fluir como el agua.
Y recuerda, no te quedes con nada, ni siquiera con lo que lees en estas líneas, se siempre tú mismo, busca las respuestas en ti, porque al contrario de lo que solía decir aquella famosa serie de misterio, la verdad no está ahí fuera, sino dentro de ti, y esa verdad profunda, libre y natural, es el verdadero TAO que no puede ser nombrado.
por:J.G
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